El hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, una serie de teorías neurológicas llevaron a la conclusión de que el cerebro está dividido en dos partes: la zona izquierda que corresponde al lenguaje y la zona derecha que alberga todas aquellas funciones espaciales, de formas y colores. Así con las palabras asociamos imágenes, sensaciones, recordamos colores e incluso aromas.

De hecho hablamos de dos niveles de comunicación: el consciente y el inconsciente. La parte consciente es limitada y se correspondería con el hemisferio izquierdo. La parte inconsciente, en cambio, parece prácticamente ilimitada y es la que utilizamos con más frecuencia. Es decir, todos aquellos procesos como montar en bicicleta o cepillarse los dientes se convierten en algo automático e inconsciente que realizamos sin necesidad de volver a aprenderlas.

Tradicional e históricamente, desde la cultura grecolatina, se ha estimulado el hemisferio izquierdo, la racionalidad. En esa línea del ser humano como un “animal racional”, el hemisferio derecho no se ha valorado de la misma forma que el izquierdo. La parte inconsciente- la de las imágenes o el lenguaje corporal – es lo que hoy conocemos como INTELIGENCIA EMOCIONAL.

Muchos especialistas consideran que si esa parte derecha del cerebro se hubiese estimulado más, tendríamos menos problemas a la hora de conocernos a nosotros mismos y al resto, evitando así problemas de orden psicológico que están a la orden del día como la depresión.